Gran tarde la vivida ayer por Emilio de Justo en la localidad francesa de Mont de Marsan.
Ante un Victorino que como siempre imponía verlo, el diestro extremeño se apañó bien en éste su segundo del lote, aprovechando sobre todo el pitón derecho por donde mejor pasaba el astado, con mucho temple como es habitual en el de Torrejoncillo, remató la faena con una estocada entera un poco caída, pero que sirvió para cortar los dos apéndices a su oponente, y abrir la puerta grande, reivindicando así un sitio en las plazas españolas, y cumpliendo su gran sueño.
Los compañeros de terna fueron El Cid, silencio, silencio tras aviso, y Alberto Lamelas, con ovación y saludos, en el primero, y oreja en su segundo.
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