Emilio de Justo abre las puertas de Madrid y del cielo

  Gran tarde memorable homenajeando a su padre recientemente fallecido, la que logró el extremeño Emilio de Justo en Madrid.

  Feria de otoño, con ganadría de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto, para los diestros:

Emilio de Justo, oreja y oreja.
Román Collado, ovación con saludo y silencio.
Ginés Marín, ovación con vuelta al ruedo y cogida sin terminar la faena.

   Cerraba la temporada las Ventas con la mirada puesta en Emilio de Justo por la gran temporada realizada, repleta de éxito en las distintas plazas de España y Francia, conviertiendose en la revelación del año.
Tras la perdida hace ocho días de su padre, el bravo torero de Torrejoncillo “Cáceres”, quiso dedicarle en el país vecino de Francia la tarde del pasado domingo a la memoria de su apoyo moral, pero una fuerte cornada le impidió terminar la faena.

  Con la duda de si estaría en Madrid, la casta torera y los dolores internos hacen que estas personas sean de otra pasta, llegando a la Capital del toro mundial con ganas de romper. Y rompió con ese temple, sus quites por chicuelinas, los pases naturales siempre arrimado a su oponente, logró desacer ese malificio que le acompañaba cuando toreaba en las ventas, y mirando al cielo madrileño elevó sus orejas para ofrecerselas a que sin duda alguna estará cerquita de Dios ciciendole, mira Señor ese es mi hijo, Emilio de Justo un torerazo.

Román estuvo en su línea, con un lote algo más pesado, pero con mucha voluntad, intento sacarle el máximo partido a su lote, pero ante un público tan exigente, hay que intentar algo cuando el toro no te ayuda para hacerse con los trofeos.

Ginés Marín, faenó bien sobre todo en la segunda tanda de muletazos del primero de su lote, casi consiguiendo tocar pelo. El sexto que cerraba plaza le dio una cornada en la cara, de pronostico grave que le obligó a retirase a la enfermería.