Segunda de Ferias en Plasencia

Segunda de la Feria de Plasencia, tarde que amenazaba lluvia y fría. Media plaza generosamente hablando para los tres Rejoneadores que aparecían en los carteles, pero que a última hora se retiró Pablo Hermoso por enfermedad, sustituyéndolo Leonardo Hernández que fue el triunfador de la tarde. La Ganadería de Castilleja llevó al coso placentino seis ejemplares de escasa fuerza por lo general, que se paraban e incluso se tumbaban sobre el albero. El joven Joao Moura, hijo del gran rejoneador portugués, estuvo voluntarioso en su lote pero la lentitud de los astados y la falta de acierto con el rejón de muerte le hizo perder una oreja. Solo obtuvo saludos en el primero y ovación en el segundo ante el que sin duda fue el peor toro de la tarde. Se da la circunstancia de que si hubiese asistido Hermnoso de Mendoza el mejor lote, el de Leonardo, hubiera sido para él como nos comentaba el propio Joao en la entrevista. Leonardo Hernández supo aprovechar el juego de sus toros, sacándole en el segundo su máximo rendimiento y encandilando al público con dos redondos al albero. Colocó las cortas a violín en ambos toros, citándolos desde el fondo de la plaza a la larga, para banderillear al pitón contrario. Mató al primero con un descabello y al segundo de su lote de rejonazo que le valió para cortar las dos orejas y rabo, saldo total de cuatro orejas y rabo para el gran triunfador de la tarde. Roberto Armendáriz, en el primero demostró que venía a Plasencia con ganas de enseñar al respetable su valía a lomos de sus caballos. Estuvo bien en banderillas y cortas, poniendo una rosa para completar la faena, pero a la hora de matar falló pinchando dos veces y descabelló, lo que le hizo perder su segundo apéndice. Para su segundo astado, que cerraba plaza, empezó a lomos de Ranchero, bien adiestrado en corto para quebrar y colocar las banderillas y las cortas en todo lo alto. Escogió un caballo para el final de faena llamado Polvorilla que con sus adornos de rodilla ante el astado enamoró al respetable para ganar su segunda oreja, porque de nuevo falló con el rejón de muerte. Saldo total: dos orejas.